11.10.1981

La eficiencia energética de los cultivos (1981)


El proyecto "Navarra, Energía", encargado Jesús Bueno Asín, diputado foral de Industria a la consultora TAINA y dirigido por Mario Gaviria y Juanjo Aguas (que era quien tenía que controlar el desmadre administrativo y organizativo del equipo), fue tal vez el primer intento de análisis social de los problemas energéticos y concretamente de Plan Energético sostenible (entonces hablábamos más bien de ecodesarrollo), cuando esas cosas sonaban a chino en España exceptuando los trabajos parciales de Naredo y poco más. Quizás por eso el enorme tocho fue inmediatamente metido en un cajón por el gran cacique Jaime Ignacio del Burgo. Sin embargo, la influencia de aquel estudio estoy seguro de que fue enorme en los años siguientes. Yo trabajé con Maxi Beperet en el sector primario, y generé dos documentos. El que se recoge aquí basado en un análisis de cultivos, para el que Beperet, como técnico agrónomo, aportó los datos de partida, y una propuesta de Plan de Transformación en Regadíos "Pre-ecológica", pendiente de escanear, que incluía avanzadas ideas. 

"En la primera fase del estudio advertíamos de la necesidad de proceder a análisis sectoriales como la mejor forma de profundizar en las dificultades que las nuevas metodologías de investigación energética presentan. Con el paso del tiempo y la profundización de nuestros trabajos hemos podido observar cómo nuestro propio Balance (según ya advertíamos, de hecho, en los apartados dedicados a metodología), que pretendía utilizar y mejorar metodologías tímiadamente puestas en marcha en otros lugares, adolece de numerosos errores de interpretación, que de alguna manera pretendemos superar en este (...)Los análisis energéticos hay que hacerlos con sumo tacto. El boom que la "perspectiva energética" ha supuesto en los últimos años, a raíz sobre todo de los sucesivos aumentos del precio de la energía derivada del petróleo (y por contagio de todo tipo de energías) ha provocado multitud de aproximaciones al problema. Pero ni existía una tradición científica de preocupación por el tema ni existen por tanto elementos  de base suficientes. La Energética, como ciencia social (y no en los aspectos tecnológicos del asunto) se está haciendo, poco a poco, en cada uno de los intentos de análisis que día a día vamos haciendo en distintos países.Lo novedoso de la cuestión inclina, sin embargo, a sobrevalorar su importancia más allá de la mucha que ya tiene, lo que hace escorar muchos análisis y conclusiones. La falta de documentación es ostentosa; la unificación de criterios brilla por su ausencia, y terminamos por encontrarnos para cada cuestión con decenas de interpretaciones divergentes, índices de conversión energética distintos, balances, en fin, dispares. Deben tomarse con suma precaución todo tipo de análisis por ahora, incluidos por supuesto los nuestros.Pero lo más importante es que no sobrevaloremos el tema energético. Pues, tal y como durante años se ha caído (y se sigue cayendo) en un estéril economicismo que ignoraba cualquier otro elemento no cuantificable y medible en términos monetarios, también ahora podemos caer en una especie de "energetismo" que nos conduzca a despreciar cuestiones sociales, culturales o aún económicas. Es el error en que están cayendo no pocos investigadores, el de despreciar cuantos elementos no son medibles en kilocalorías.En resumidas cuentas, no se pueden condenar alegremento productos, sistemas de producción, instrumentos de trabajo, en aras de la eficiencia energética, tal y como en otros tiempos (y aún hoy en numerosas áreas de investigación y Poder) se hacía en aras  de la eficiencia y la rentabilidad económicas. El análisis energético es un complemento que puede sernos de gran utilidad para racionalizar nuestro modo de alimentarnos, vestirnos, movernos o divvertirnos, en suma de vivir. Pero, como les ocurre a tantos economistas con el dinero, corremos el riesgo de olvidarnos de que lo importante no es la energía en sí, sino el hombre. Confundiendo nuevamente los medios con los fines, la absoluta racionalidad energética puede conducir a una dictadura de la kilocaloría no menos peligrosa que la del dólar .Sobre este tema podemos ver numerosos ejemplos a lo largo de los distintos capítulos de esta segunda entrega de análisis agrarios. Así, veremos aquí, al estudiar la eficiencia de los cultivos, cómo determinados cultivos, que teóricamente podrían ser "condenados" por su baja eficiencia energética, deben mantenerse a pesar de ser deficitarios por cuestiones culturales, nutritivas, sociales y económicas. Es el caso especialmente de las hortalizas que, a pesar de su paradigmático pimiento precisa de 2 Kcal para producir una sola, es base de la dieta placentera de la población navarra (espárragos, pimientos, tomates, lechugas...); tiene un alto contenido en vitaminas que no hallamos en otros alimentos más eficientes energéticamente; es socialmente interesante porque genera muchos más jornales que otros cultivos; y por fin económicamente es mucho más satisfactorio para las economías familiares de los agricultores.Y veremos más adelante, al desarrollar nuestra propuesta de nuevos regadíos de tipo "pre-ecológico" (hemos "inventado" esta palabra porque creemos que define perfectamente, según se verá en su momento, el conjunto) cómo no es lo más importante (aunque no deje de tener su importancia) el intentar rebajar los inputs energéticos de los cultivos, en tanto siempre los descensos en inputs provocarán también menores rendimientos, no deseables a largo plazo. Por el contrario, el objetivo más importante a perseguir es que los inputs energéticos procedan de energías renovables y, a ser posible, generadas en el propio sistema agropecuario. Y, sobre todo, que el tipo de inputs empleados no tengan una influencia negativa en la composición y calidad de las tierras, como ocurre hoy.En suma, teniendo en cuenta que la agricultura es todavía, afortunadamente, un sector de bajo consumo energético en relación a los beneficios sociales y económicos que produce, el objetivo no es tanto reducir ese consumo (objetivo que sí debe ser prioritario en el resto de los sectores económicos) como tender a la autosuficiencia más completa posible   "
[estos planteamientos eran en realidad una crítica de los de José Manuel Naredo, asesor del equipo; no le gustó nada mi rebeldía epistemológica, que ya le había incomodado años atrás bastante en el informe "Extremadura Saqueada"]

REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), "La eficiencia energética de los principales cultivos de la agricultura navarra", en J.J.Aguas y M.Gaviria, dirs., Navarra, energía, TAINA, Diputación Foral de Navarra, inédito. 
Enlace al texto (por el mal estado del original, no he conseguido un OCR eficaz)

11.02.1981

La crisis, fiera zurrupia (1981)



Un artículo metafórico en la revista anarquista Bicicleta, en el que de una forma más desenfadada y utilizando cuentos populares aragoneses amplío las ideas planteadas en "Crisis e ideología de la crisis".
"el Poder económico está planteando como «nuevos» sectores punta reales la siderurgia (cuyo plan de reestructuración va a costar 144.000 millones y 5.800 jubilad-os forzosos), la construcción naval (que también será reestructurada prontamente), el cemento, el automóvil, el refinado de crudos y la petroquímica. O sea, los mismos sectores que han «empujado» nuestra economía desde 1960. O sea, los mismos sectores que nos están arruinando recursos, tiempo y fuerza de trabajo. O sea, los mismos sectores que van a constituir en el próximo futuro la base industrial de los paises en vías de desarrollo. Y todo ello apoyado por la clase obrera a través de sus representantes. Para este viaje no hacían falta alforjas."

REFERENCIA:
Baigorri, A. (1981), "La crisis, fiera zurrupia", Bicicleta. Revista de Comunicaciones Libertarias, Num 41-42 (noviembre), pp. 54-58
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