12.14.1982

Rústico versus no urbanizable (1982)






Referencia:
Baigorri, A. (1982), "Rústico versus no urbanizable", EL día de Aragón, 14/XII/82, pag. 4
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7.27.1982

Comunales (1982)

En 1982, haciendo amigos, escribí una serie de artículos críticos para con los planes que el IRYDA y otros organismos públicos tenían, en el marco de la transformación en regadío de Bardenas, para con los bienes comunales. El único apoyo que apareció hacia mis planteamientos fue el del entonces alcalde socialista de Zaragoza, Ramón Saínz de Varanda. Por eso incluyo al final del PDF que recoge los artículos, el suelto que él publicó, ignoro por qué razón en un periódico distinto (de más tirada, quizás por eso). También se incluyen en el fichero dos artículos posteriores, vinculados al tema.



"Ningún pueblo puede renunciar a sus comunales, que en otras  épocas han sido defendidos con sangre y han salvado a la pobla ción del hambre. Ningún Ayuntamiento puede tener fuerza moral  para desprenderse de unos bienes que son de todos, producto de  conquistas históricas, y que han sobrevivido al feudalismo, las  desamortizaciones y la rapiña de los caciques. Y ninguna genera ción puede disponer alegremente de esos recursos históricos que  pertenecen a las generaciones presentes, pasadas y futuras. 
     De modo que ni siquiera puede admitirse, desde esta perspec tiva comunalista, la idea que circula en ciertos ámbitos sobre la  posibilidad de hacer un referéndum para que decidan los vecinos;  porque en este tema los vecinos de 1982 no pueden decidir por los  de 1999.
     En estos tiempos de sociedad de consumo, competitiva y  alienante, la mayoría de los vecinos pueden llegar a pensar que  es mejor vender y sacar dinero a corto plazo. Pero ¿qué opinarán  sus nietos cuando los 1.500 millones que a lo máximo puede obte ner Tauste por la venta se hayan volatilizado -lo que ocurriría,  al ritmo presupuestario e inversionista de Tauste en el plazo de  diez años- y les digan que no hay tampoco tierra para hacer lotes  cultivables?. (...)"

Referencia:
Baigorri, A. (1982), "Los comunales y la independencia municipal", El Día de Aragón, 25/7/1982, pag. 3
Baigorri, A. (1982), "Defender los comunales a cualquier precio", El Día de Aragón, 27/7/1982, pag. 3
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4.21.1982

Contra el paro, huertos metropolitanos (1982)




En los últimos años muchos han hecho negocio ideológico con el tema, y no pocos negocio económico. Hace cuatro décadas estas propuestas eran tachadas de insensatas y reaccionarias. "Rémoras falangistas", proclamó mi maestro Gaviria cuando leyó el artículo mecanografiado. Un año después estábamos negociando con COPLACO la realización de un estudio sobre la agricultura y huertos periurbanos en Madrid que haría Historia.


"   Ante el paro y el hambre, estrategias contra la miseria. La Tierra también para el que no la trabaja
Lo que proponemos tampoco es nuevo. Básicamente se trata de ofrecer a los parados y otros necesitados un pedazo de tierra con la que asegurarse el diario condumio. Un volumen importante de parados son de origen campesino, y pueden rememorar las técnicas de cultivo para cultivarse los alimentos necesarios. Los demás, con el imperioso acicate de "la gazuza", las aprenderán enseguida. 
Nada nuevo bajo el cielo, o el pan de los populismos Pero como decíamos no se trata de algo novedoso, y además sus antecedentes traen, a primera vista, un tufillo poco atrayente. Un tufillo ideológico muy delicado de tratar. Es "la casa i l'hortet" de Maciá, que para Madrid Arturo Soria había llamado, en la publicidad de su Ciudad Lineal, "ni un madrileño sin casa, ni una casa sin jardín". Es la ideología del regeneracionismo reformador, importada del centro de Europa, que Costa supo mejor que nadie sintetizar y adaptara la realidad española. "Que el bracero, al propio tiempo que trabaja por cuenta de otro, en tierra ajena, trabaje por cuenta propia en tierra que ni sea propia ni de otro, sino de la colectividad",1  escribía en 1902. Un regeneracionismo que engarza con los ilustrados dieciochescos y que algunos quieren imitar en la actualidad.Una ideología que en Austria y Alemania se dio muy bien; que en España tuvo una positiva influencia en el primer tercio de siglo, y que terminó, manipulada, plasmándose hasta en el Fuero del Trabajo: "Cada familia campesina deberá contar con estos huertos familiares, con los cuales pueda atender a sus necesidades"(...)
Los otros hortelanos son "los otros catalanes"
 

En Ripollet, ICONA arrasa de vez en cuando los más de mil huertos que han aparecido, clandestinos aunque públicos, en el  lecho del río canalizado. Aunque en realidad hoy dicho río es un verdadero colector de aguas residuales.Tras las "razzias" del ICONA (triste sino el de este Instituto, que parece morbosamente atraído por la destrucción), los "otros hortelanos" vuelven a reconstruir las pequeñas parcelas de 50-60-100 m2 , de las que obtienen parte (en muchos casos predominante) de su sustento.
En Badalona es el propio Ayuntamiento quien arrasa con los bulldozers este tipo de huertos surgidos en los cauces de ríos y miserias.
En Santa Coloma de Gramanet hace años que desde el propio Ayuntamiento son denunciados estos huertos, y supongo que también habrán sido arrasados en más de una ocasión, por unos u otros ejecutores.
De los cauces de los ríos saltan a los huecos dejados por las expropiaciones de autopistas, carreteras y autovías; a las laderas de las ciudades, entre los bosquetes de pinos, junto a los basureros, en buena vecindad con los gitanos. En tierra de nadie, o de dueño no vigilante. Es una fascinante imagen la que en varias ocasiones se ve desde la autopista de Barcelona a Sabadell: los nuevos hortelanos han reproducido sus montañas. Si sus antepasados conquistaban la montaña construyendo terrazas con piedras, ellos lo hacen, con sacos de plástico llenos de escombros y basura, en las laderas abandonadas del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).
Estoy seguro que el número de huertos de este tipo (variable lógicamente en función de la actividad de los bulldozers oficiales) es de varias decenas de miles en el AMB. (...)
 

De un lado, hay que comenzar a reconsiderar de una vez por todas, y esta vez en serio, la ideología clorofila que ha inundado de céspedes las ciudades. Hay grandes espacios en el interior de las urbes que podrían ser aprovechados para algo más que para criar césped o hacer cacas los perritos, y ello sin que el "verde" desapareciese. En Sevilla, en Huelva, en Logroño, en Madrid y en otras muchas ciudades, gigantescos solares van a quedar ya para siempre sin edificar, siendo muchos de ellos públicos. Las Asociaciones de Vecinos reclaman en esos espacios zonas verdes; pero la mejor zona verde sería convertirlos en parcelas familiares dedicadas a la hortelanía"


REFERENCIA:
Baigorri, A. (1982), "Ante el paro y el hambre, estrategias contra la miseria. La Tierra también para el que no la trabaja", El Viejo Topo, Num, 67, pp. 12-17

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1.08.1982

El impacto de los polos de desarrollo industrial en las áreas urbanas: el caso de Huelva (1982)


Este texto es la versión resumida del informe realizado en el marco del proyecto Planeamiento Ambiental de Ciudades, financiado por la Comisión Asesora Científica y Técnica , realizado por un amplio equipo interdisciplinario coordinado por el economista Donato Fernández Navarrete, de la Universidad Autónoma de Madrid, bajo las directrices generales del también economista Ramón Tamames, y en el participábamos media docena de transdisciplinarios del equipo de Mario Gaviria, recién llegados del "verano extremeño". Fue el primer proyecto de lo que aún no se llamaba I+D en el que participé, y fue además la única "beca de investigación" propiamente dicha que he disfrutado. La beca me permitió dedicar casi un año, entre 1980 y 1981, a investigar los problemas de la contaminación ambiental en Huelva, y el problema del agua en Tarragona. El documento de síntesis, de 650 páginas ciclostiladas (el original era de más de 2.000 páginas), se difundió en 1982. Iba a ser un libro, pero por razones que no recuerdo no llegó a la imprenta.
Aunque todo el planteamiento del trabajo se debatió en varias sesiones de todo el extenso equipo del proyecto, la orientación para hacer este trabajo (pues no había abordado temas de contaminación) me la aportaron José Allende (que realizó el análisis equivalente en Bilbao), y por supuesto Mario Gaviria. Sobre el terreno contaba con el contacto con un economista simpatizante del ecologismo de la Universidad de Sevilla, Curro Ferraro, quien me buscó contactos de partida en Huelva. Allí tuve la excelente acogida de unas gentes (cuyo nombre incorporaré cuando encuentre en algún viejo cuaderno de campo) que me alojaron y me guiaron hacia los contactos y fuentes más adecuados. Una vez terminado les envié el informe final (que simplemente unificaba docenas de aportaciones locales parciales) ojalá sirviese para algo. Yo, desde luego, aprendí mucho. 
Y la parada en Sevilla (para recabar contactos, bibliografía y algunos materiales) en mi viaje hacia Huelva supuso uno de esos giros en mi vida que, en este caso, curiosamente involucra dos toponímicos riojanos: pues el giro me llevó a Arnedo, y concluyó en Alfaro (el municipio), donde trabajé en los meses siguientes en las Normas Subsidiarias de Planeamiento y en un documento sobre su potencial industrial como el que había hecho en Ribaforada (aunque no conservo copia). Siguiendo el hilo, era Sevilla, era abril, me alojaban los ateneistas libertarios (aunque alguno tendría pronto mando en plaza) que me habían llevado unos meses antes a dar una charla (en sustitución de Gaviria), y las Primeras Jornadas Socioeconómicas sobre las Autonomías, a las que aproveché para asistir, estaban llenas de economistas. Pero esa es otra historia.




Acceso al fichero de texto completo

Ref: Baigorri, A. (1982), "El impacto de los polos de desarrollo industrial en las áreas urbanas: el caso de Huelva", en D.Fernández Navarrete, dir., Planeamiento Ambiental de Ciudades, UAM/CACyT, Madrid, pp. 223-268




1.04.1982

El agua como factor limitativo del crecimiento: Tarragona (1982)


Este texto es la versión resumida del informe realizado en el marco del proyecto Planeamiento Ambiental de Ciudades, financiado por la Comisión Asesora Científica y Técnica (el organismo entonces encargado de financiar los proyectos nacionales de investigación), realizado por un amplio equipo interdisciplinario coordinado por el economista Donato Fernández Navarrete, de la Universidad Autónoma de Madrid, bajo las directrices generales del también economista Ramón Tamames, y en el participábamos media docena de transdisciplinarios del equipo de Mario Gaviria, recién llegados del "verano extremeño". Fue el primer proyecto de lo que aún no se llamaba I+D en el que participé, y fue además la única "beca de investigación" propiamente dicha que he disfrutado. La beca me permitió dedicar casi un año, entre 1980 y 1981, a investigar los problemas de la contaminación ambiental en Huelva, y el problema del agua en Tarragona. El documento de síntesis, de 650 páginas ciclostiladas (el original era de más de 2.000 páginas), se difundió en 1982. Iba a ser un libro, pero por razones que no recuerdo no llegó a la imprenta.

Tarragona ha sido, fuera de Aragón y Extremadura, el territorio sobre el el que más trabajos, periodísticos o de investigación, he realizado. Mi primer contacto fue con ocasión de uno de los primeros trabajos que hice con Mario Gaviria, en 1977: un estudio diagnóstico sobre la provincia, en mi caso sobre cuestiones agropecuarias. En años sucesivos escribí algunos reportajes e informes para la revista Andalán sobre el trasvase, o sobre planificación territorial en la revista Transición.  

Mi último "contacto" fue en 1985. Mientras redactaba un informe diagóstico de las limitaciones de Salou como ciudad turística, y una "guía culta" sobre la ciudad (pendiente de escanear si un día logro recuperar el original), un accidente me llevó a preparar un informe de urgencia para el diario Liberación, de cuyo grupo promotor había formado parte. Lo firmaba con seudónimo, con mi tercer y cuarto apellido, pues ya no ejercía de periodista. 

En casi todos mis trabajos sobre Tarragona conté con la colaboración de uno de los primeros ecologistas de la ciudad, Paco Inglada, ingeniero en el Puerto de Tarragona. También en este, porque Inglada era un gran conocedor de los impactos de la Petroquímica. Y por supuesto disfruté de la compañía del periodista Ferrán Gerhard, amigos desde nuestros tiempos de estudiantes en Barcelona.




Acceso al fichero de texto completo

Ref: Baigorri, A. (1982), "El agua como factor limitativo del crecimiento: Tarragona", en D.Fernández, dir., Planeamiento Ambiental de Ciudades, UAM/CACyT, Madrid, pp. 269-302



1.01.1982

Una sequía provocada. La otra cara del clima del Estado (1982)

 










"Los "aguólicos" industriales

Conviene diferenciar los dos tipos de problemas que la sequía ha venido causando en el territorio peninsular. Porque los efectos en el campo y en las ciudades son distintos, aunque parecidas sean las causas. Partamos primero de donde se dice: "Por turbia que esté,/no digas de esta agua/yo no beberé". Las dos ciudades que más problemas están teniendo con el agua en el Estado son sin duda Reus y Tarragona; problemas que no son específicos de la sequía, pero que se han agudizado con ésta. Huelva es otra de las ciudades que está con "alarma roja". Sin embargo, ¿puede culparse al cielo de que estas ciudades no tengan agua para beber? ¿O habrá que culpar al Estado, que permitió que junto a ellas se instalasen los complejos industriales más devoradores de agua que se conocen: las petroquímicas. En el Camp de Tarragona, la industria petroquímica consume tarta agua como todo el resto de la sociedad. Y se sigue soñando con ampliaciones, tanto en Tarragona como en Huelva, de un tipo de industrias que además son desastrosas y tercermundistas desde un punto de vista económico.

Hace un par de años tuve precisamente la oportunidad de estudiar detenidamente los efectos de las implantaciones petroquímicas en Huelva y el Camp de Tarragona, en el marco de una investigación para el CSIC sobre problemas medioambientales de las grandes ciudades (investigación cuyos resultados supongo que se cubren de polvo en algún sótano del CSIC o en los archivos de la Cátedra de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid, con la que colaboramos en aquella ocasión un grupo de investigadores independientes). Implantaciones que han llevado a esos territorios la degradación espacial, urbana, ecológica, económica y humana, la tercermundización y ahora la sed.

La sed de las ciudades españolas no es únicamente producto de la sequía (aunque no digo que en todos los casos sea así) sino de la falta de previsión, planificación y escrúpulos. En unos casos, los ciudadanos no tienen agua porque se la chupan las industrias; que generalmente en España no se han localizado en función de la ubicación de recursos y materias primas, sino en función de caprichosos pareceres, compadreos políticos provincianos o disponibilidad de mano de obra servil y barata. En otras ocasiones, porque la periferia tercermundista del Estado no ha recibido el auxilio de los Gobiernos ni siquiera para asegurar el abastecimiento de agua potable. Este es el caso de tantos pueblos extremeños.

En cuanto a la sequía agrícola (creemos que la más grave desde todos los puntos de vista posibles), también tiene unas causas no meteorológicas. Unas causas y unos agentes provocadores; y para inte (...)"

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Referencia:  Baigorri, A. (1982). "Una sequía provocada. La otra cara del clima del Estado". El Viejo Topo. Num. 64. pp 16-19